En 1883 el pintor Claude Monet alquiló una casa en la ciudad francesa de Giverny. Años después, compró la propiedad y el terreno contiguo. Monet transformó un pequeño estanque existente en un jardín acuático con nenúfares, al que le integró un puente, de estilo japonés, desde el que podía observar el agua y las flores. Entre 1899 y 1926, Monet pintó más de 250 escenas dedicadas al tema del nenúfar, que se convirtió en lo que él mismo llamó «una obsesión». La serie Waterlilies es una aventura artística única que muestra cómo el propio artista crea la esencia con la que conforma parte de su obra: su jardín.
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