El presidente de la Cámara de la Economía Digital del Uruguay, Guillermo Varela, expuso sobre los aspectos a tener en cuenta en materia de eCommerce.
La transformación digital y su impacto en el desarrollo empresarial fue el tema central de la 8° Conferencia Ministerial sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (Cepal) y el gobierno uruguayo, que congregó a los principales líderes y tomadores de decisión en materia digital y contó con la participación de la Cámara de la Economía Digital del Uruguay (CEDU).
Uno de estos paneles fue “Comercio digital y pymes: espacios para mejorar la competitividad regional”, en el que disertó el presidente de CEDU, Guillermo Varela, junto a Susana Pecoy, directora Nacional de Industrias del Ministerio de Industria, Energiìa y Mineriìa; Daniel Cavalcanti, coordinador de Poliìtica Digital del Ministerio de Comunicaciones de Brasil; Eleonora Rabinovich, gerente senior de Poliìticas Puìblicas y Asuntos Gubernamentales de Google; Salvador Bonilla IbaìnÞez, asesor de la División de Inversiones, Servicios y Economía Digital del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile; y Matías Fernaìndez, gerente de Asuntos Públicos de Mercado Libre.
Rauìl Echeverriìa, director ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Internet (ALAI), ofició como moderador del panel y en la apertura comentó que la transformación digital es importante para el desarrollo económico, ya que permite alcanzar “un modelo más inclusivo para cerrar las brechas económicas”.
Por su parte, Varela sostuvo que “vivimos un momento crucial para el eCommerce, tanto para la cámara como para los socios”. En este sentido, comentó que la pandemia fue “un ensayo del futuro que tomó bien preparadas a las grandes empresas, que estaban capacitadas para abordar el cambio en el consumo, pero no así a las pymes, sobre todo a aquellas que no habían atravesado por un proceso de reconversión digital ni veían la necesidad de profesionalizarse”.
El presidente de CEDU mencionó como uno de los desafíos del ecosistema la modificación de aspectos regulatorios y tributarios, y la formación de “más y mejores talentos, ya que en Uruguay empleamos a más de 10 mil personas del exterior que trabajan en tecnologías de información y comunicación”.
Por otra parte, añadió que la economía digital es una “oportunidad única” para América Latina. “Viene a articular de manera distinta el ejercicio de los centros de poder, derrama e iguala”, señaló.
En tanto, Cavalcanti destacó algunos puntos en los que los países deben trabajar junto a las empresas para impulsar la economía digital. “La infraestructura y el acceso a internet son fundamentales. Hay que pensar que las medianas y pequeñas empresas están en todos los rincones del país, no solo en las ciudades”, comentó.
Por su parte, Rabinovich resaltó que las economías de América Latina pueden convertirse en “velocistas digitales”, impulsando el desarrollo de las economías emergentes. “Se debe incentivar la inversión en cuatro áreas: capital físico, humano, y en un entorno regulatorio que promueva la competitividad”. En este sentido, recordó que Google se comprometió a invertir US$ 1.200 millones en la región para continuar impulsando la infraestructura digital.
Luego fue el turno de Pecoy, quien repasó algunos instrumentos estatales para el fomento de las pymes, como los fondos industriales y de vinculación tecnológica, entre otros. “Un aspecto en el que se debe trabajar es en los medios de pago digitales, inversiones en hardware y los costos de mantenimiento”, comentó.
A continuación, Fernández sostuvo que la digitalización “incrementa las exportaciones de las pymes y hace que escalen internacionalmente, crean nuevas unidades de negocio, generan empleos, y tienen más formalidad, porque su actividad se puede medir”.
Al finalizar, Bonilla Ibáñez mencionó las políticas chilenas en materia de economía digital, destacando la adopción de un programa junto a Cepal en el marco de la Alianza del Pacífico, enfocado en “establecer la homologación para las regulaciones de los distintos países. Las pymes pueden dialogar entre ellas para mejorar las buenas prácticas y establecer entendimientos regulatorios entre las partes”, resumió.