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Estaba en la desazón de una cuarentena cuando me llegó esta música nueva.
Ocho canciones pop-rock que dicen cosas profundas de una manera simple.
Ángel vino a casa a darme otra pausa en la pausa.
A llenar de sonidos que remiten a algo de antes pero suenan a algo de ahora.
“Estoy buscando una ilusión que no se apague”
dice la voz clara de Lucas Cary en “Bajo el Agua”, una canción que es puro diálogo, deseo y fe, muy bienvenida en tiempos de búsquedas que nos reanimen.
Qué cantor delicado es Lucas Cary, y qué bien vestidas están las canciones para que su voz brille y llegue. Hay un vaivén entre la voz y las guitarras de Pablo Fraga que permanece durante todo el disco y te hamaca.
Mi preferida es “Pixelados”. Porque se suman otros colores y porque propone otra forma de vernos. Las frases al piano de Betina Martínez preparan el alma para escuchar a Mocchi, la voz disidente del Uruguay, artista detonador de cambios y uniones; una elección muy acertada para decir qué «pixelados nos vemos mejor».
Escucho “Maravillas” y me avisan mis pies que la base rítmica está en una. El bajo de Julieta Taramasso junto a la batería y programaciones de Emi Aquino me activan.
Lo bueno del pop: te baila.
“Despertá” combina música para los pies y para el corazón. De golpe estás danzando en la crisis existencial de alguien para bajar a “Es Fuego” –una canción de calma onírica. Son cálidos y poéticos los textos de Pablo Fraga y Lucas Cary.
Una dupla «compositibia».
No voy a comentar todas las canciones porque prefiero la pausa para liberar la escucha.
Linda pausa Ángel. Equilibrio de múltiples índoles: sonoros, de género y de mensajes. Las programaciones y combinaciones de los sonidos de los teclados y las voces, le dan a las canciones dinámica y aire. Es como que todo tiene su espacio. Las letras, de amor y desamor, relatan historias de conexiones humanas sensibles, sin victimismos ni oscuridades.
Ángel tiene alas sinceras despojadas de toda pretensión. Un halo de luz para la escena musical de acá. Qué bien nos viene!
Lea Bensassón
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